El doctor japonés Masaru Emoto es una eminencia en el estudio de las propiedades del agua. Hace varios años comenzó una serie de experimentos aplicando vibraciones a un vaso de agua que más tarde era separada en pequeñas muestras que, una vez congeladas, eran expuestas a un microscopio desde donde se podían observar la conformación de cristales de agua.
Emoto pensó que sí las vibraciones podían afectar así la estructura molecular de un vaso de agua, ¿cómo podían afectar al cuerpo humano?
Basándose en ese cuestionamiento, el doctor Masaru Emoto comenzó a realizar una serie de experimentos aplicando vibraciones positivas al agua y luego utilizándola para curar enfermedades incluso en él mismo, como cuando curó de gangrena uno de sus pies. A esta agua con vibraciones positivas y propiedades curativas el doctor Emoto la denominó Agua Hado, la que utilizó a diario en su centro en Tokio.
El Agua Hado es una de las nuevas tendencias de la medicina complementaria que viene a sumarse a otros estilos tales como las terapias florales, las que en nuestro país han sido reconocidas por el Ministerio de Salud que las define como un tipo de medicina que apunta a restablecer el equilibrio en el plano físico, emocional, mental y espiritual de las personas mediante principios vibracionales contenidos en las esencias florales.